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Wednesday Feb 26, 2020
1er Domingo de Cuaresma Ciclo A
Wednesday Feb 26, 2020
Wednesday Feb 26, 2020
En las lecturas de este domingo la Iglesia nos muestra la entrada del pecado al mundo por la tentación en que cayeron nuestros primeros padres, y el remedio en la obediencia de nuestro Señor Jesucristo que rechaza las tentaciones en el desierto.
La primera lectura de este domingo nos describe la creación del hombre del polvo de la tierra. Esto nos recuerda nuestro efímero estado en el mundo. Somos tan frágiles como un puñado de polvo que recoges con la mano, y al abrir la mano se te escapa poco a poco. Este Miércoles de Ceniza también nos recordó algo similar con la fórmula “recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás.” Somos polvo, pero a la vez tenemos intrínsecamente un gran valor, ya que llevamos con nosotros el aliento divino.
La liturgia yuxtapone la creación del hombre al lado de la tentación, el engaño de la serpiente. Nuestros primeros padres caen en el pecado de querer ser como dioses, dejando a un lado la confianza en Dios. La ironía es que somos llamados a ser como Dios, pero no por la arrogancia, sino por medio de la obediencia, como nos muestra Jesús. Una interpretación de las tentaciones está relacionada con lo que mencionábamos anteriormente acerca de Jesús tomando el papel de Israel. Dios había rescatado a Israel de la esclavitud, y lo había llevado a un viaje de purificación por 40 años en el desierto, para prepararlo a entrar a la tierra prometida. Como todos sabemos, el pueblo no pasó la prueba. Con las tentaciones, Jesús revive estas pruebas, y nos muestra como superarlas. Las provisiones se habían terminado y el pueblo clamaba contra Moisés que era mejor el haberse quedado en Egipto. Cuando Jesús tuvo hambre, en cambio, ¿cómo reaccionó?
Otra interpretación de las tentaciones, es que Jesús nos esta enseñando como combatir la “triple concupiscencia” de la que sufrimos nosotros, como nos enseña la Iglesia: “...los placeres de los sentidos, a la apetencia de los bienes terrenos y a la afirmación de sí contra los imperativos de la razón” (Catecismo de la Iglesia Católica #377). Jesús nos muestra que contra las tentaciones, nuestra respuesta es buscar a Dios: contra la primera tentación de volver las piedras en panes, que es la intemperancia, debemos realizar que los bienes son sometidos a su buen uso; la glotonería y la borrachera son dos vicios que resultan de su abuso. Por eso ayunamos, para someter al cuerpo y enfocar nuestra atención hacia Dios, fuente de todo lo bueno.
La siguiente tentación de tirarse de lo alto, porque Dios nos salvará, es una forma de vanidad. Nuestra respuesta, siguiendo a Jesús debe ser una de humildad, evitando el sensacionalismo que resultaría del evento sugerido por el diablo. La última tentación es la tentación del poder y la codicia, en la que el diablo le ofrece a Jesús todos los reinos del mundo si sólo le adora. Y la respuesta de Jesús nos enseña a poner las cosas en su propio orden: “Retírate, Satanás, porque está escrito: ‘Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto’”. El consejo evangélico a la obediencia nos ayuda a combatir esta tentación, ya que en el grado en que seamos obedientes a Dios nos será difícil voltear nuestra vista al deseo de otras cosas. Viéndolas en conjunto, vemos como en las tentaciones Jesús hace lo que el pueblo de Israel originalmente había fallado en el desierto cuando fue tentado por el hambre, la sed, y la adoración a ídolos falsos, demostrando como Jesús una vez más toma el papel de Israel, y nos muestra como es hijo de Dios, no sólo en su divinidad (que es inalcanzable) sino en su obediencia a la palabra de Dios, expresado en sus respuestas. Oremos para que Dios nos de la gracia de poder imitar el ejemplo de Jesús y vencer las tentaciones.
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